En primer lugar, el reciente éxito de Gonzalo Plata con el Flamengo recuerda a los fanáticos los nombres de otros jugadores ecuatorianos que han jugado para el club de Río de Janeiro. Entre ellos se encuentra Wagner Rivera, ex defensor y lateral derecho, fichado en 1996, especialmente por haberse destacado en el Espoli, club ecuatoriano, en la Libertadores de ese año.
En entrevista exclusiva con Portal 593Fut.com, el ex jugador recuerda su llegada al Rubro-Negro a préstamo por seis meses, en una transferencia que le generó al club ecuatoriano US$ 80.000. Sin embargo, la alegría de jugar para el equipo con mayor afición de Brasil contrastó con la frustración de recibir una cantidad mucho menor de la esperada. A pesar de tener derecho al 10% de la transacción, Rivera asegura haberse quedado sólo con 50 dólares.
¿Cómo fue la negociación con Flamengo?

«Tenía mucha ilusión por jugar en el Flamengo porque era uno de los gigantes de Sudamérica. En aquel momento, el club había fichado a Romário, campeón del mundo en 1994. El Flamengo estaba en la cima y todos los jugadores sudamericanos que tenían un buen representante querían vestir la camiseta rojinegra. En esa época los clubes ecuatorianos no movían tanto dinero como hoy. La prensa ecuatoriana sólo habló de mi paso al fútbol brasileño. Es un gran evento porque va a engrandecer el fútbol del país”, señaló.
Inicialmente, el contrato del defensa era por seis meses y necesitaba rendir bien para quedarse en Flamengo: “Necesitaba jugar un fútbol excelente para el club para justificar mi fichaje. Mi salario era 16 mil dólares. No lo gasté todo porque mi familia dependía económicamente de mí. Entonces envié parte del dinero aquí donde el dólar valía mucho. El resto lo usé para mantenerme en Brasil”, aseguró.
Para no gastar demasiado, Rivera siempre contó con el apoyo de sus compañeros: “Vivía cerca del centro de entrenamiento y siempre me llevaban algunos jugadores que vivían cerca de mí. Sabían que mi salario era bajo comparado con lo que ellos ganaban, pero era suficiente para brindar comodidad a mi familia en Ecuador. Recibí mucha ayuda de algunos jugadores en ese momento”, recordó.
¿Recuerdas cómo fue tu debut con el Flamengo?
El debut de Rivera con el Flamengo se produjo ante el Portuguesa, en el Maracaná, por el Campeonato Brasileño. Fue un momento que nunca antes había vivido en mi país. «El estadio estaba completamente lleno. El suelo temblaba por la emoción de los aficionados. Nunca había visto algo así en mi vida. Recibí elogios de la prensa por mi buena actuación y me di cuenta de que la presión sería enorme», afirmó.
¿Cuál fue tu mayor frustración?
El ecuatoriano lamentó no haber jugado al lado de Romário, quien ya fue cedido al Sevilla. Esto se debe a que llegó en la segunda mitad del año, cuando el peque ya había sido negociado con el Sevilla. “Me hubiera gustado actuar junto a él. Por otro lado, yo jugaba con Bebeto, que también había ganado el Mundial de 1994 con Brasil. El club tenía un equipo capaz de ganar cualquier cosa ese año. “Tenía muchas ganas de ganar el Brasileirão”.

¿Por qué el equipo no ganó ningún título importante?
“Joel Santana fue nuestro entrenador. Era muy detallista en los entrenamientos porque le gustaban los equipos compactos defensivamente y con balones rápidos saliendo de las bandas. Tuvimos un Brasileirão muy malo. Pero a cambio logramos llegar a las semifinales de la Copa de Brasil. Fuimos eliminados por Cruzeiro, que tenía un gran equipo.
Rivera recuerda que el equipo no llegó a la final por las reglas: “En aquel entonces, lograron avanzar por el gol de visitante. Hoy el partido se decidiría en los penaltis. El elenco era muy cercano al maestro. No llegamos a la final por nuestra falta de atención en la cancha”, comentó.
¿Por qué no te quedaste en Flamengo?
“Flamengo me contrató sin saber que tenía un problema crónico en la rodilla derecha. El club ni siquiera me mandó a hacer pruebas de imagen. En ese momento, hice algunas pruebas físicas básicas y terminé aprobando. Poco después me diagnosticaron osteoartritis en la rodilla derecha. Esto terminó impidiéndome permanecer en el club”.
¿Cómo afrontaste este problema?
La condición afectó directamente su rendimiento y bienestar, convirtiendo cada partido en un desafío doloroso. Rivera recuerda el esfuerzo diario por seguir actuando, aún con limitaciones. “Me sentí muy mal después de los partidos. Salí del vestuario cojeando por la hinchazón en la rodilla derecha. Tomaba analgésicos todos los días porque pensaba que sólo era una lesión de menisco o ligamento, lo que me permitía jugar y soportar el dolor. Si no tuviera artrosis, me habría ido a Europa después de jugar en el Flamengo”.

¿Tuviste alguna propuesta desde Europa?
“Tuve dos propuestas para trabajar en Europa. Nada más llegar a Flamengo, Francisco Maturana (ex entrenador de la selección ecuatoriana) me llamó para decirme que Sevilla y Valladolid estaban interesados. Explicó que será muy importante ser titular y jugar bien en Brasil. Eso sería fundamental para poder llegar a España”, dijo antes de continuar:
“Tras mi debut, directivos de ambos clubes fueron a Brasil y presentaron propuestas desde Sevilla y Valladolid. Me ofrecieron un contrato de dos años. Las ofertas, en número, eran idénticas y representarían un cambio enorme para mi familia. Así que sería mi decisión decidir dónde jugar. Pero mi artrosis me lo impidió”.
¿Quién le diagnosticó este problema?
“Descubrí este problema después de jugar en Flamengo en 1996. Cuando regresé a Ecuador, tenía miedo de no poder jugar en la selección nacional. La frustración ya era enorme por no haber conseguido el traslado a Europa. Así que terminé buscando a Ramón Barredo, un ortopedista ecuatoriano especialista en rodillas, quien me dijo que mi problema no era una lesión, sino artrosis. En aquel momento, este problema no tenía cura. Pero hubo tratamiento y fue largo y lento. Fue entonces cuando me di cuenta de que mis posibilidades de volver a tener un alto rendimiento se habían reducido”.